martes, 2 de marzo de 2021

MARÍA CORONEL: LA BELLEZA MALDITA


A Lola y Javier Bustamante

 

 

 

 

 

María Fernández Coronel o/l, 1857, Joaquín Domínguez Bécquer. Casa consistorial de Sevilla


 

 

 

María Fernández Coronel (1334-1411) también conocida como María Coronel pertenecía a una noble familia sevillana que tenía su casa en la esquina de la calle Arrayán con el mercado de la Feria, casa conocida hoy como Palacio de los marqueses de la Algaba y que, restaurada, actualmente alberga el Centro de Arte Mudéjar de Sevilla.  El edificio de estilo mudéjar fue uno de los palacios de las grandes familias sevillanas durante los siglos XVI al XIX, palacio de los marqueses de la Algaba y a fines del XIX y en el XX, teatro, corral de vecindad, bodega y almacén.

 

 

Fachada del palacio del marqués de La Algaba


 

 

María Fernández Coronel era hija de Alfonso Fernández Coronel, alguacil mayor de Sevilla y señor de Aguilar, hombre principalísimo en el consejo privado de Alfonso XI de Castilla y sobre el que Donizetti compuso su ópera La favorita en la  trata de su relación con Leonor de Guzmán

 

Act IV of Gaetano Donizetti's La Favorita at the Salle Le Peletier in Paris in 1840-1841. Lithograph by Émile Desmaisons (1812-1880)

 

Se casó con Juan de la Cerda, descendiente en línea directa de Fernando III el Santo, nieto de Guzmán el Bueno e hijo de Alonso de la Cerda y cuando se alzaron contra el rey Pedro I de Castilla sus hermanos bastardos, encabezados por Enrique de Trastámara, Juan de la Cerda se adhirió a ellos aportando fuertes sumas de dinero, armas y soldados a la causa de Enrique. Esto motivó que el rey legítimo le condenase por traidor  y lo mandase decapitar.

 

 

Retrato imaginario del rey Pedro I de Castilla, o/l Joaquín Domínguez Bécquer. Ayuntamiento de Sevilla


 

 

Pasado algún tiempo, el rey don Pedro conoció a doña María Fernández Coronel, quien ya consolada en parte de la muerte de su esposo, vivía tranquila administrando los bienes que le pertenecían por su dote, puesto que los bienes de su marido habían sido incautados por el rey Pedro y su casa, situada junto a la iglesia de San Pedro, había sido derribada y sembrado su suelo de sal para que ni naciera allí la hierba como escarmiento para traidores.

 

Iglesia de San Pedro


 

 

En la Iglesia de San Pedro fue bautizado Velázquez





La Iglesia de San Pedro, de estilo gótico-mudéjar del siglo XIV, era una de las veinticuatro primitivas collaciones o parroquias que el rey Fernando III instituyó tras la conquista de la ciudad. Vista desde la parte colindante con la casa de doña María Coronel




Conocerla y enamorarse de ella fue todo uno y, desde aquel día, el rey don Pedro persiguió a doña María Coronel, con ánimo de rendirla, aun cuando ella lo rechazaba y huía de donde él pudiera encontrarla. Por esto se refugió en casa de sus padres, en la calle Arrayán, confiando eludir esta persecución.





Esta ventana geminada o ajimez es la única parte del palacio que se sabe con seguridad que perteneció al edificio original donde vivían los padres de María Coronel



Pero el rey, inflamado de deseos amorosos, se propuso robarla de casa de sus padres y habiéndole ella sentido llegar con unos criados, mientras el rey asaltaba el edificio  por un lado, huyó doña María cubierta con un velo, saliendo por la puerta que daba frente a la iglesia de Omnium Sanctorum, y desde allí corriendo cruzó la Feria, rodeó la laguna (en 1574 el asistente de Sevilla  Francisco de Zapata y Cisneros, conde de Barajas, la drenó y  hoy es el  Paseo de la  Alameda de Hércules) y llegó desolada a pedir amparo y refugio en el convento de monjas de Santa Clara. 

 


Real Parroquia de Omnium Sanctorum BIC, catalogada en la categoría de Monumento

 

 


Mercado de la Feria el más antiguo de Sevilla

 


Paseo de la  Alameda de Hércules, columnas romanas con las estatuas de Hércules y Julio César

 

 


Alameda de Hércules el más antiguo jardín público de España y de Europa

 

 

Entrada a la Iglesia del Convento de Santa Clara a mediados del siglo XX

 

 

 


Real Convento de Santa Clara hoy convertido en un centro cultural, declarado Monumento Nacional en 1970

 

Las monjas, imaginando que el rey no tardaría en llegar allí a buscarla, la ocultaron en una zanja que había en el jardín sobre la que pusieron unas tablas y la cubrieron con un poco de tierra. Al amanecer llegó el rey y recorrió todo el convento sin encontrarla. La tradición cuenta que, milagrosamente, hizo Dios que sobre la tierra que cubría aquel improvisado refugio naciera hierba y brotaran flores en un momento, por lo que el rey no pudo descubrirla. 

 

 


Jardín del Convento de Santa Clara, o/l 1920-27, Manuel García Rodríguez. Museo Carmen Thyssen, Málaga



Pasado un tiempo y confirmado nuevamente en sus sospechas, debido a una delación, el rey se presentó de improviso en el convento, donde María estaba viviendo ya más descuidada. No le dio tiempo a esconderse, y el rey la persiguió por los corredores, con ánimo de llevársela al Alcázar de Sevilla donde éste vivía. Pero ella en su carrera entró en la cocina donde, en aquel momento, estaban preparando la comida unas legas y desesperada por huir de las garras lascivas del monarca, no dudó en terminar con el origen de aquel acoso, su belleza.  Doña María cogió una sartén, que estaba llena de aceite hirviendo, y se la derramó por la cara deseando desfigurarse para que el rey no sintiera más deseo por ella. El aceite le produjo horrorosas quemaduras que desfiguraron su bello rostro. Cuando el rey entró en la cocina y vio su cara desollada, chorreando sangre y contraída por el dolor, huyó despavorido y desconsolado.
 
 
 

Palacio de Pedro I en el Alcázar de Sevilla, visto desde el Patio de la Montería

 
 

Mandó Pedro I a la abadesa de Santa Clara que cuidase y atendiese muy bien a doña María Coronel, que él estaba arrepentido, no volvería a molestarla y le concedería cuanto ella pidiese.

Doña María Coronel, una vez que estuvo repuesta, pidió al rey que le devolviese el solar de la casa de su marido, junto a la iglesia de San Pedro, donde se proponía fundar un convento.

Hay historiadores que dan otra versión de la fundación del convento de Santa Inés: cuando el fratricida Enrique II de Trastámara asesinó al rey legítimo Pedro I de Castilla -  para Sevilla el Justiciero ( sus restos reposan en la cripta, que hace de Panteón Real, de la Capilla Real en la Catedral) y para los sublevados el Cruel - en los Campos de Montiel con la ayuda del mercenario francés Bertrand du Guesclin – ni quito ni pongo rey pero ayudo a mi señor -   y, como la política es tornadiza, devolvió los bienes a María Coronel ésta decidió fundar el convento de monjas de clausura.

 

Cripta, que hace de Panteón Real, de la Capilla Real en la Catedral de Sevilla

  
 

Féretros de Pedro I de Castilla (1334-1369), de su mujer la reina María de Padilla (c. 1334-1361) y del hijo de ambos Alfonso de Castilla (1359-1362) en la Cripta, que hace de Panteón Real, en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla
 
 

Pedro I le dio el solar y construyó el convento de Santa Inés (que Gustavo Adolfo Bécquer inmortalizó en la leyenda de Maese Pérez el organista en 1861, compilada luego en la obra Rimas y leyendas). Hoy es Monumento Histórico-Artístico y BIC 

 
                                        
                                   Convento de Santa Inés
 
 

 
Claustro del Herbolario




Claustro del Herbolario, puerta de estilo mudéjar



Una vez edificado organizó la comunidad  de monjas clarisas de clausura siendo ella la primera abadesa que tuvo el convento de Santa Inés.

Doña María Coronel fue abadesa durante muchos años pues murió de avanzada edad.

 

Refectorio del Convento
 

 

Sala Capitular
 

 

Portada de la Iglesia
 

 

Interior de lglesia
 

Fue enterrada en el coro, pero en 1.679, al hacer unas obras, encontraron su ataúd y al abrirlo apareció el cadáver perfectamente conservado, por lo que las clarisas lo colocaron en una urna de cristal, al descubierto. Todos los años el día 2 de diciembre puede visitarse en la Iglesia de Santa Inés,  situada en la céntrica calle Doña María Coronel lindera con la Iglesia parroquial de San Pedro, esta urna, donde se ve el cuerpo de la fundadora y pueden apreciarse en su rostro las cicatrices que le produjo el aceite hirviendo.  

 


 

 

Bibliografía

 

Cano y Cueto, Manuel: Doña María Coronel,

Sevilla, Imp. de R. Baldaraque, 1874

 Muñoz Seca, Pedro: Doña María Coronel, Madrid, Imp. de R. Velasco, 1916

Fernández y González, Manuel: Doña María Coronel. Episodio del reinado de Don Pedro el Cruel, Madrid, S. Sanchez Pubio, 1874

Lo Ré, Anthony George: La leyenda de Doña María Coronel, Valencia, Editorial: Albatros Hispanofila Ediciones, 1980

Medina Muñoz, Estefanía: La clausura franciscana: estudio histórico-artístico del convento sevillano de Santa Inés. Tesis doctoral. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia del Arte. Universidad de Sevilla, 2017

de Mena y Calvo, José Mª: Tradiciones y leyendas sevillanas, pp. 134-136, Barcelona, Plaza & Janés, sexta edición, junio 2015

Queralt del Hierro, Mª Pilar: Una gota de rocío, Amazon, Editorial:  Stella Maris nº 1, edición 12 mayo 2015

Ros, Carlos: Historia y leyenda de doña María Coronel. El amor imposible de don Pedro el Cruel, Letrasylibros.es, 2017

 

 

 

Convento de Santa Inés, Sevilla, o/l 1906, Manuel García Rodríguez

 

 

Coda:

Este artículo se publicó en Área, Diario del Campo de Gibraltar, el 5 de marzo de 2021

https://www.diarioarea.com/2021/03/05/maria-coronel-una-mujer-extraordinaria-en-la-sevilla-medieval/

 

 

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