Sello conmemorativo del nacimiento del poeta ( septiembre de 1902 )
El fondo es la Puerta del León, entrada al Alcázar de Sevilla |
Luis Cernuda en el puerto de Huelva. Verano de 1934 |
Un color sepia tiñe el otoño del Madrid de 1963 cuando acudo para iniciar mis estudios universitarios. Hay una fecha de ese otoño, el 5 de noviembre, en la que un poeta sevillano, transterrado y maldito, fallece en Coyoacán (Méjico). Esa fecha la ignoran los periódicos españoles de la época. Pero la oscura noticia sí tuvo reflejo en la prensa de su ciudad natal pues el poeta y Conservador del Alcázar sevillano Joaquín Romero Murube, muy vinculado a los poetas del 27, tuvo el valor de publicar (dadas las circunstancias políticas imperantes) en ABC de Sevilla un artículo dedicado a la muerte de Luis Cernuda.
La verdad es que por entonces conocía muy poco de su obra. Pero unos años después incentivado por el libro de Romero Murube Lejos y en la mano y sobre todo por un artículo del periodista Antonio Burgos que hablaba de dos libros fundamentales para el conocimiento de la ciudad de Sevilla, Ocnos de Luis Cernuda y Divagando por la ciudad de la gracia de José Mª Izquierdo, leí algo de la prosa poética de Ocnos que el algecireño J. L. Cano (1911-1999) había publicado en la revista Ínsula. A través del pintor cordobés Miguel del Moral (1917-1998), conocí la revista Cántico
en uno de cuyos números, y con portada del mismo del Moral, los poetas
cordobeses Ricardo Molina, Pablo García Baena, Juan Bernier y Vicente
Núñez pilotaron el primer homenaje que se hacía en España al poeta.
Miguel me dio a conocer la revista-homenaje en la que aparecían varios
poemas de Cernuda. En 1962 la revista valenciana La Caña Gris organiza
otro homenaje en el que participan, entre otros, José Ángel Valente,
Jaime Gil de Biedma y Francisco Brines. Pero no será hasta 1992, en
Sevilla y por circunstancias que no vienen al caso, cuando conozca en
profundidad la poesía de Cernuda cuya obra ¡por fin! se podía encontrar
en España. Estoy seguro que Cernuda estaba pensando en todos estos
poetas, que en tiempos difíciles salieron en su defensa, cuando en el
poema A sus paisanos, escrito en 1962 , un año antes de su fallecimiento , dice Mas
no todos igual trato me dais, /Que amigos tengo aún entre vosotros,
/…/Y gracias quiero darles ahora, cuando amargo/Me vuelvo y os acuso.
Grande el número/No es, mas basta para sentirse acompañado, /A la
distancia en el camino. A estos poetas se refería sin duda.
El
5 de noviembre de 2013, sin ayuda de instituciones públicas, los poetas
conmemoraron el cincuentenario de su muerte en los Ateneos de Madrid y
Sevilla. Hasta un emocionado Pablo García Baena pronunció una
conferencia en la Casa de los Poetas de Sevilla, la bella Casa de los
Pinelo, en el corazón de la ciudad. Todo como le gustaba al poeta. (¡Qué
diferencia con las alharacas del 2002, organizadas por los políticos de turno!). La voz de Luis Cernuda, (delicada y terrible al mismo tiempo, la llamó Lorca, en aquel café de la calle Botoneras de Madrid, donde los poetas del 27 lo homenajean en la publicación de su obra La realidad y el deseo. Era el 19 de abril de 1936. ) sigue 50 años después de su muerte más viva que nunca Hay un fulgor aún tras del pino señero/adonde los pájaros regresan/y un mirlo todavía canta (de su poema El cementerio).
NOTA: Este artículo se publicó en la revista de Algeciras Hércules Cultural nº 2 correspondiente a enero, febrero y marzo de 2014, páginas 8 y 9.
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