Miguel de Molina canta La bien pagá, composición del maestro Perelló, en la película Esta es mi vida dirigida por Ramón Vinoly en Argentina en 1952
Este gran artista nació en Málaga el 10 de abril de 1908 con el nombre Miguel Frías de Molina
El alcalde de Málaga en la exposición Miguel de Molina, Arte y provocación que en noviembre de 2010 se inauguró en su ciudad natal |
Hijo
de una familia muy humilde vino al mundo en una Andalucía donde habitaba la
pobreza, los terratenientes, el clero de la época, la superstición...y
todo ello suponía un caldo de cultivo para provocar una guerra civil
como ocurriría posteriormente. Su padre era epiléptico y pasaba los días
postrado en la cama.
Cuando se proclama la república, es cuando Miguel se decide a dedicarse profesionalmente al mundo del espectáculo. Se convierte a partir de ese momento en Miguel de Molina y populariza canciones como El día que nací yo y Ojos verdes. Al mismo tiempo obtiene un gran éxito bailando el Amor Brujo de Manuel de Falla. Miguel de Molina es un artista de composturas muy finas pero no amaneradas. Rompe moldes utilizando chaquetillas muy ajustadas y floreadas que marcarán su personalidad y que él mismo diseña.
Cuando se proclama la república, es cuando Miguel se decide a dedicarse profesionalmente al mundo del espectáculo. Se convierte a partir de ese momento en Miguel de Molina y populariza canciones como El día que nací yo y Ojos verdes. Al mismo tiempo obtiene un gran éxito bailando el Amor Brujo de Manuel de Falla. Miguel de Molina es un artista de composturas muy finas pero no amaneradas. Rompe moldes utilizando chaquetillas muy ajustadas y floreadas que marcarán su personalidad y que él mismo diseña.
Miguel triunfa en Madrid, pero será en Valencia donde
alcance su madurez artística. Recorre casi todas las poblaciones valencianas
actuando en los teatros de Alicante, Castellón, Sueca, Jàtiva, etc. El
estallido de la guerra civil le coge rodando su primera película en
Barcelona, y que nunca sería estrenada.
Miguel de Molina vuelve a Valencia donde adquiere una casa para vivir junto a su madre.
Miguel de Molina vuelve a Valencia donde adquiere una casa para vivir junto a su madre.
Es
reclutado por el bando republicano para el servicio militar, pero su
condición de artista le permite ser elegido para actuar por los pueblos y
ciudades ante las tropas republicanas. Miguel de Molina declararía que
cuando vio la película ¡Ay Carmela! le recordaba los tiempos en que él
hacía lo mismo: levantar los ánimos del ejército republicano. En Teruel
actúa en el frente de guerra y en mitad de la actuación sufrieron un
ataque de las tropas de Franco, que finalmente logran entrar en
Valencia. En ese momento se le recomienda a Miguel de Molina que asista a
recibir a las tropas franquistas en la capital valenciana si no quiere
tener problemas y Miguel, asustado, asiste a la entrada junto a otros
artistas que son colocados en una tribuna, siendo obligados a realizar
el saludo fascista.
En la España ya
franquista Miguel de Molina recibe la visita de un empresario, miembro
del Movimiento, quien le obliga a firmar un contrato para actuar por
toda España a cambio de 500 pesetas por actuación, cuando anteriormente
llegó a cobrar 5.000. Si no acepta las condiciones, se le prohibirá
trabajar y su pasado como artista en las tropas republicanas le pasará
factura. Miguel manifestó siempre que sus ideas eran las del respeto
mutuo y la libertad de todos los hombres, pero la época no entendía de
esta filosofía.
Cuando lleva un año junto a otra compañera actuando
para este empresario, aunque sabe que detrás hay alguien más importante,
decide no renovar el contrato y así lo comunica a su interlocutor.
Recibe esa noche una visita de tres individuos que le obligan a subir a
un coche manifestándole que tienen orden de llevarle a la Jefatura
Superior de Policía en el Paseo de la Castellana. Pero el vehículo
seguirá hasta un descampado donde Miguel de Molina es brutalmente
torturado: le arrancan el pelo a jirones, le rompen varios dientes y le
desfiguran completamente la cara mientras le gritan esto por maricón.
Estos tres individuos, se habían identificado como policías, siendo unos de ellos José Finat Escrivá de Romaní, que después fue el eterno alcalde franquista de Madrid.
Años más tarde, en una entrevista concedida a Carlos Herrera, Miguel identifica a dos de sus agresores: Finat Escrivá de Romaní y Sancho Dávila.
Miguel piensa que van a matarle y de hecho escucha algunos disparos mientras pierde el conocimiento. Cuando despierta está solo en mitad del descampado y como puede consigue parar un coche que le llevará a su casa en Madrid.
Su negativa a actuar para el empresario le ha costado muy cara. Recibe una notificación para ser confinado en Cáceres. Allí se alojó en el hotel Álvarez, el inmueble que ahora ocupa el hotel Alfonso IX, en la calle Moret y Parras. Durante una larga temporada, en 1940 y parte de 1941, permanece en Cáceres, aquí mantiene poca vida social, aunque sí se relaciona con el maestro Juan Solano (1919-1982) que había nacido en Cáceres (Solano es Hijo Predilecto de Cáceres desde el año 1984 y una gran avenida lleva su nombre en la barriada del Nuevo Cáceres)
y de ahí pasará casi 10 meses en Buñol (Valencia) donde se le prohibe trabajar.
Levantado el confinamiento y de nuevo viviendo en Valencia, Miguel de Molina recibe una invitación para actuar en Zaragoza y tras esta actuación le vuelven a prohibir que pueda trabajar.
Miguel de Molina, cansado de las prohibiciones para poder actuar, y con la urgente necesidad de ganar dinero, consigue de un amigo un pasaporte para viajar a Buenos Aires, quien además le acompaña para cruzar el charco y vivir en él. Es el año 1942 y el artista acaba de cumplir 34 años.
En la capital argentina triunfa allá donde actúa y adquiere una casa en propiedad que va llenando con sus múltiples pertenencias adquiridas con el dinero que va ganado. Sin embargo un día recibe una orden de que debe abandonar el país, por orden de la embajada española, sin más explicaciones. Pero antes pasará siete días en la cárcel y cuando sale para ser embarcado rumbo a España le habrán quitado todo el dinero que tenía, así como sus pertenencias de la casa: cuadros, joyas, antigüedades, marfil, etc. Precisamente será su amigo, y quien le consiguió el pasaporte, uno de los que más le expoliaron. Miguel de Molina estaba predestinado a estos desengaños.
Cuando vuelve a España se ve obligado a malvivir y descubre que todas sus desgracias: la explotación en las actuaciones durante los primeros años del franquismo, la paliza, la prohibición de actuar, su expulsión de Buenos Aires, etc. se deben a un mismo personaje: un alto funcionario de Asuntos Exteriores del gobierno de Franco al que no conoce ni ha visto jamás. Un alto funcionario que además es homosexual y quiso destrozar a Miguel de Molina probablemente por que él quiso ser como el artista y nunca lo consiguió.
Viaja entonces a México y vuelven los problemas. Miguel de Molina está teniendo un notable éxito allá donde actúa, pero los teatros son controlados por un sindicato que preside Jorge Negrete. Algunos enviados avisan a Molina que debe someterse a las leyes que marca Negrete, pero Miguel se niega. A partir de ahí se le intentan «reventar» algunos espectáculos; colocan petardos en sus actuaciones e incluso una de ellas es interrumpida con grandes gritos por el secretario de Negrete: ni más ni menos que Mario Moreno, Cantinflas.
El gobierno de Argentina ha cambiado y Miguel de Molina recibe una llamada de Eva Perón para que actúe en Buenos Aires en un festival benéfico. Hasta allí viaja Miguel y le cambia la vida. Firmará contratos con multitud de empresarios y participará en películas como Luces de candilejas o Ésta es mi vida. Actuando tambien en teatros, radio y televisión.
En 1957 vuelve a España y recorre toda la geografía española actuando.
La película Las cosas del querer dirigida
por Jaime Chávarri en 1989 e interpretada por Manuel Bandera, Ángela
Molina y María Barranco es una versión libre basada en su vida. Resultó
un éxito de taquilla. En los años noventa se hizo una segunda parte en
Argentina. A Miguel de Molina, la producción de la película no le pagó
derechos por utilizar, de manera libre, su historia personal.
A finales de 1992 a los 84 años, el gobierno español le nombró caballero de la Orden de Isabel la Católica. El embajador de España en Argentina al entregarle, en nombre del Rey Juan Carlos I, tan prestigiosa condecoración dijo que Miguel de Molina se lo merece. Ha sido el mejor en el renacer actual de la copla y sigue siendo el maestro indiscutido de todos. Sirva esta condecoración de sentido reconocimiento y homenaje a su entrañable labor representando lo más noble y profundo de España.
Levantado el confinamiento y de nuevo viviendo en Valencia, Miguel de Molina recibe una invitación para actuar en Zaragoza y tras esta actuación le vuelven a prohibir que pueda trabajar.
Miguel de Molina, cansado de las prohibiciones para poder actuar, y con la urgente necesidad de ganar dinero, consigue de un amigo un pasaporte para viajar a Buenos Aires, quien además le acompaña para cruzar el charco y vivir en él. Es el año 1942 y el artista acaba de cumplir 34 años.
En la capital argentina triunfa allá donde actúa y adquiere una casa en propiedad que va llenando con sus múltiples pertenencias adquiridas con el dinero que va ganado. Sin embargo un día recibe una orden de que debe abandonar el país, por orden de la embajada española, sin más explicaciones. Pero antes pasará siete días en la cárcel y cuando sale para ser embarcado rumbo a España le habrán quitado todo el dinero que tenía, así como sus pertenencias de la casa: cuadros, joyas, antigüedades, marfil, etc. Precisamente será su amigo, y quien le consiguió el pasaporte, uno de los que más le expoliaron. Miguel de Molina estaba predestinado a estos desengaños.
Cuando vuelve a España se ve obligado a malvivir y descubre que todas sus desgracias: la explotación en las actuaciones durante los primeros años del franquismo, la paliza, la prohibición de actuar, su expulsión de Buenos Aires, etc. se deben a un mismo personaje: un alto funcionario de Asuntos Exteriores del gobierno de Franco al que no conoce ni ha visto jamás. Un alto funcionario que además es homosexual y quiso destrozar a Miguel de Molina probablemente por que él quiso ser como el artista y nunca lo consiguió.
Viaja entonces a México y vuelven los problemas. Miguel de Molina está teniendo un notable éxito allá donde actúa, pero los teatros son controlados por un sindicato que preside Jorge Negrete. Algunos enviados avisan a Molina que debe someterse a las leyes que marca Negrete, pero Miguel se niega. A partir de ahí se le intentan «reventar» algunos espectáculos; colocan petardos en sus actuaciones e incluso una de ellas es interrumpida con grandes gritos por el secretario de Negrete: ni más ni menos que Mario Moreno, Cantinflas.
El gobierno de Argentina ha cambiado y Miguel de Molina recibe una llamada de Eva Perón para que actúe en Buenos Aires en un festival benéfico. Hasta allí viaja Miguel y le cambia la vida. Firmará contratos con multitud de empresarios y participará en películas como Luces de candilejas o Ésta es mi vida. Actuando tambien en teatros, radio y televisión.
En 1957 vuelve a España y recorre toda la geografía española actuando.
Manolo Sanlúcar (1943-2022) junto a Miguel de Molina en Buenos Aires |
Miguel de Molina actuó en varias ocasiones en Montevideo y
Punta del Este. Miguel, ayudado por su amigo y extraordinario bailarín Ángel
Pericet, convencieron a Imperio Argentina para que se presentara en el teatro.
Nunca antes lo había hecho y acostumbrada al cine, el teatro le aterraba. Pero
fue en el Teatro Artigas de Montevideo donde Imperio se presenta por primera
vez en un teatro, compartiendo escenario con Miguel de Molina. Un exitazo que
nunca más pudo repetirse. Posiblemente porque eran dos figuras muy grandes para
un mismo escenario.
La única foto de Miguel Molina e Imperio Argentina juntos |
Miguel de Molina cantando La bien pagá |
En 1960, a los 52 años, decide dar por finalizada su carrera
artística.
Salvador Valverde, Miguel de Molina y Carnen Sevilla |
Ángela Molina y Manuel Bandera en la película Las cosas del querer
|
A finales de 1992 a los 84 años, el gobierno español le nombró caballero de la Orden de Isabel la Católica. El embajador de España en Argentina al entregarle, en nombre del Rey Juan Carlos I, tan prestigiosa condecoración dijo que Miguel de Molina se lo merece. Ha sido el mejor en el renacer actual de la copla y sigue siendo el maestro indiscutido de todos. Sirva esta condecoración de sentido reconocimiento y homenaje a su entrañable labor representando lo más noble y profundo de España.
Miguel de Molina, Hijo Predilecto de Málaga, el día de la imposición de la Orden de Isabel la Cátolica |
Miguel de Molina manifestó posteriormente que desde 1940 a 1992 habían pasado 52 años, es cierto que en España,
gracias a la democracia, a su majestad el Rey Juan Carlos I y al pueblo, se
barrió el fantasma de Caín...pero yo sentía que esa reparación, que quería
simbolizarse en la condecoración, me llegaba demasiado tarde. De 1940 a 1992
España tardó cincuenta y dos años en darse cuenta de que habían tronchado la
vida de un hombre que hubiera querido crecer artísticamente y desarrollarse en
la tierra donde nació, sin ser ingrato con Argentina que me cobijó.
Tres meses después de la imposición de la Orden de Isabel la Cátolica la muerte le sorprendió en su casa de
Buenos Aires, el 5 de marzo de 1993.
Fue enterrado en el Panteón de la
Asociación Argentina de Actores ubicado cementerio porteño de la Chacarita.
Muere Miguel de Molina - Informe Semanal rtve1993
Fachada exterior de la entrada principal del Cementerio de la
Chacarita
|
En 2001 Alejandro Salade, sobrino nieto del artista, el
maestro Ángel Pericet y Francisco Olías crearon la Fundación Miguel de Molina
cuyo objeto principal es difundir el flamenco, la danza española y la copla, en
todo el territorio español y en el extranjero, así como dar a conocer el legado
artístico de Miguel de Molina.
Tiene su domicilio social en Madrid en la calle Nuñez de Arce
nº 8
Monumento al artista en Málaga, obra del escultor Suso de Marcos, 1997 |
Carlos Herrera le entrevista en Buenos Aires. 1990
Un joven Miguel de Molina |
Miguel de Molina entrevistado por Carlos Herrera en su exilio de Buenos Aires (Argentina) en 1990 |
La obra "ut supra" es un recorrido por la vida fascinante y
rocambolesca del artista flamenco Miguel de Molina. Un hombre que nació en una
familia malagueña pobre y que llegó a la cima del éxito en la España anterior a
Franco. Por su condición de homosexual sufrió el maltrato y el destierro. El
texto que nos presenta Borja Ortiz es una magnífica puesta en escena de la
trayectoria del artista, que tras 54 años en el exilio, aún no entiende el
porqué de tanta violencia, de la saña con la que lo maltrataron, y sobre todo
sigue sin entender por qué lo expulsaron de España, la misma España que lo
aplaudía cuando cantaba Ojos verdes.
Fue compuesta en la década de 1930 por Manuel Quiroga, con letra de Rafael de León y Salvador Valverde.
Como narra Miguel de Molina en la entrevista de Carlos
Herrera Ojos verdes (canción que Miguel convirtió en un gran éxito) surgió en una charla de café entre Federico García Lorca,
Miguel de Molina y Rafael de León en 1935.
Después colaboraron Salvador Valverde y el maestro Quiroga.
En 1995 se estrenó Las cosas del querer 2 de Jaime Chávarri secuela de un biopic inspirado en la vida de Miguel de Molina. En esta película el actor Manuel Bandera que interpreta a un cantante exiliado en Argentina interpreta Ojos verdes
Manuel Bandera Ojos verdes
Acertado homenaje a Miguel de Molina. Es necesario que todas las generaciones conozcan su arte y la maldad de sus enemigos. Gracias Eduardo por darlo a conocer.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por el comentario
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