Para mi querida amiga Marilén Cosano Montero, su nieta
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El Dr. Montero en 1916, cuando se licenció en Medicina en la prestigiosa Facultad de Cádiz |
Don José Montero Asenjo nació en Jimena de la Frontera el 23 de junio de 1892, vivió prácticamente toda su vida (excepto los años que estuvo en la cárcel) en su ciudad natal y murió en 1967 en San Roque, en la casa de su hija María Teresa, donde vivía dado su precario estado de salud.
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En la primera casa antes de llegar al Ayto. tenía su casa y consulta el Dr. Montero |
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Con su mujer, Magdalena Núñez en 1919 |
Era miembro de la Logia Masónica Fénix de los Valles nº 66 de
Jimena, desde su fundación al principio de los años treinta del siglo pasado,
en la que desempeñó diferentes cargos, entre ellos el de tesorero y posteriormente
el de Venerable Maestro.
Ejercía como médico con plaza como “Médico de Asistencia
Domiciliaria”, que era la denominación de la época para la modalidad de
ejercicio de casa en casa, ya que no existía ningún local sanitario adecuado
para el ejercicio de la medicina. Su primera plaza fue en el pueblo jiennense
de Los Villares, en cuyo Colegio Médico estuvo colegiado desde 1917 a 1921. Fue
la única localidad donde ejerció fuera de Jimena.
Debido a esta militancia masónica, cuando las tropas
sublevadas iban a entrar en Jimena en septiembre de 1936, huyó de la población
a través de los montes hacia zona republicana de la vecina provincia de Málaga,
siendo apresado en febrero de 1937 por las tropas franquistas. Fue la célebre
huida (léase “juía”) de la que fue protagonista la inmensa mayoría de la
población de Jimena, opuesta a la dictadura, y que tan magnífica y
dramáticamente ha relatado la jimenense Ángeles Vázquez en su libro, Un
boomerang en Jimena de la Frontera. En este éxodo le acompañaron su esposa y sus
seis hijos. Su casa fue saqueada, llevándose todos los enseres domiciliarios,
libros de medicina e instrumental médico.
En la zona republicana, inmediatamente ofreció sus servicios
de médico, tan necesarios para atender a la población residente y a la ingente
cantidad de población huida de las poblaciones a donde iba llegando el ejército
sublevado.
Al ser detenido se le encarceló y se le hizo Consejo de
Guerra en Algeciras el día 26 de abril de 1937. Se le aplicó el Código de
Justicia Militar y se le condenó por “masón” (todavía no se había constituido
el Tribunal de Represión de la Masonería), por “auxilio a la rebelión” y por
haber sido militarizado en zona republicana como alférez médico. Por todas
estas acusaciones se le pidió la última pena, siendo condenado finalmente a
veinte años de prisión.
Permaneció en la
Prisión del Puerto de Santa María desde febrero de 1937 hasta agosto de 1940,
en cuya fecha se le liberó por reducción de la pena. A su llegada a la Estación
de Jimena el pueblo en masa le hizo un entusiástico recibimiento, dada la
popularidad y el afecto que la ciudad profesaba a don José.
Al constituirse el Tribunal para la Represión de la Masonería
es llamado a Madrid. Tanto él como la familia pensaban que se trataba de un
mero trámite burocrático pero nuevamente se le procesa en 1942 y es condenado a
otros doce años y un día de prisión, conmutada luego por seis años
Fue encarcelado primero en la Prisión del Dueso (Santoña,
Cantabria) y luego en la de Burgos.
Además fue inhabilitado a perpetuidad para el ejercicio
profesional y para ocupar cualquier cargo del Estado e incluso puestos de
responsabilidad privados.
El doctor Montero era médico titular de Asistencia Pública
Domiciliaria de Jimena en esos años treinta y médico de la Sociedad Industrial
y Agrícola del Guadiaro (SIAG) propiedad de Juan March que con su fortuna financió
a los rebeldes.
Al ser encarcelado se le condenó también a la retirada de su
plaza de médico titular a perpetuidad, así como la de ocupar cualquier cargo
oficial. Los encargados de la SIAG y concretamente su administrador en San
Martín del Tesorillo (Cádiz) Raimundo Burguera tuvieron un correcto
comportamiento con él al ser condenado. Le dieron un empleo de cobrador en
Tesorillo a su hijo mayor, Paco, al que luego emplearon en Madrid en la empresa
Uralita, propiedad de la familia March.
Años más tarde, emplearon igualmente a su hijo menor, José María. Cuando
salió de la cárcel le concedieron al propio don José Montero la representación
de esta empresa para Jimena de la Frontera.
Al menos en los últimos años tenía la asistencia médica de
alguna Mutua o empresa de Seguros como La Unión y el Fénix, pero estas
compensaciones eran insuficientes para atender sus necesidades familiares. En
los años de su encarcelamiento en los que sus hijos eran menores la familia
pasó muchas penalidades, que continuaron posteriormente. Ello le obligó en los
últimos años de su vida a solicitar del Colegio Médico alguna ayuda para poder
sobrevivir, lo que se le concedió ya a última hora, cuando vivía en San Roque
(Cádiz) en casa de su hija Mª Teresa, donde falleció el 21 de agosto de 1967.
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En 1966 el Dr. Montero con sus hijas Carmen (izqda.) y Mª Teresa (dcha.) |
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El Dr. Montero sobre 1934 |
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Placa-homenaje (obra de la ceramista Lupe Quirós) en el Centro de Salud de Jimena de la Frontera |
Programa en Radio Algeciras dedicado al Dr. Montero: