viernes, 2 de noviembre de 2012

PRÓLOGO DEL AUTOR DE ESTA WEBSITE AL LIBRO DE POEMAS " NOCHES TRANSFIGURADAS " OBRA DEL ESCRITOR Y POETA JOAQUÍN CESTINO



















PRÓLOGO


Yo acepto las ofrendas de toda alma piadosa que a Mí se acerca,
sea una hoja, una flor, un fruto, o simplemente agua porque un corazón puro con amor Me lo entrega

Bhagavad Gita. Canto IX, 26


Joaquín Cestino tiene, en mi opinión, un cierto aire de hombre del Renacimiento. En efecto, de formación universitaria de carácter técnico - es Dr. Ingeniero -  y autor de numerosas obras de muy variado tipo: relatos, un buen libro de fotografías en blanco y negro (The Yellow Book), otras de investigación histórica y geográfica sobre las dos orillas del Estrecho de Gibraltar, que tan bien conoce, pues no en vano vivió mucho tiempo en una ciudad de la orilla española: Algeciras y todavía continúa muy vinculado al término municipal de San Roque (ciudad dónde reside la de Gibraltar, desde su ocupación por Inglaterra en 1704) pues pasa grandes temporadas en Sotogrande. Pero escudriñando su obra literaria se puede observar, en toda ella, un deje de poesía que cristaliza en cuatro obras netamente poéticas (Reding, Notas de Prensa, Doce ciudades y Zorah ) y dos a modo de poemas en prosa, un poco en la línea de Carlos Baudelaire en sus Pequeños poemas en prosa (La flor y la piedra e Himnos de la ciudad) fechadas en diferentes épocas de su devenir como escritor y poeta.
Ahora nos presenta este libro de poemas denominado Noches transfiguradas en los que el título de todos ellos comienza con la voz “noche” y en los que, según me confiesa el autor, tanto personajes como situaciones son imaginarios, solo producto de su creación literaria. Se trata de quince bellos y sólidos poemas, en muchos de los cuales algunos de los versos que los componen aparecen desplazados de su forma natural lo que me recuerda un corto poema que, inserto en uno más extenso, escribí en alusión a otro de Luis Cernuda - El Magnolio - de su obra Ocnos y a una poesía de Juan Ramón Jiménez:

El viento que cimbrea al magnolio
¿Es el mismo?
No lo sé
Pero el aire que roza
                        la rosa
de Juan Ramón, trasmina perfumes de libertad

(El jardín de Bruna en Sevilla de mi obra Como nace un deseo sobre torres de espanto cuyo magnífico prólogo debo agradecer a Joaquín Cestino)







Me he permitido esta licencia, que ruego disculpen tanto el lector de este prólogo como el autor que me ha hecho el honor de que pueda escribirlo, con el único objeto de mostrar que ese desplazamiento de las palabras en un verso es un recurso que utilizan muchos de nuestros poetas actuales; al menos este prologuista lo usa con frecuencia. Y podría citar muchos más ejemplos, pero no cuestión de cansar al lector. Pero volviendo al objeto de estas líneas observamos, desde mi parecer, que hay dos aspectos a destacar en el libro que tiene entre sus manos. Uno axiológico en tanto en cuanto el valor del amor  está presente en casi todos los poemas, pero no siempre en un sentido estrictamente erótico sino mas bien como lo expresa Krishna al dirigirse a Arjuna en las palabras que figuran al comienzo de este prólogo. El otro aspecto es el teleológico, de forma que su fin último sería la belleza. Aspectos que dan pretexto al poeta para escribir versos de la estética de
 
Rubia como una loma de trigo granado…
Bella como un atardecer sobre los pinos…

(Noche tercera a las ocho)

O bien

El vuelo de una estrella
La mirada celeste que a la vida se abre…
La sonrisa velada que el amor ilumina

(Noche junto al mar en calma)

Examinemos ahora algunos poemas:

Al leer en Noche de verano

se marchó… Como se va el amor
como se va la noche
como se va el verano…
Todo quedó  borrado
                                                              El tiempo lo logró en pocas semanas
Y en Noche de viaje,
Todo
al final termina
                                                                                                                 Vi, cual si magdalena de Proust se tratase velada por el paso del tiempo, la escena de Visconti en Grupo di famiglia in un interno en la que el profesor le pregunta a Konrad (Helmut Berger, el amante-gigoló de Silvana Mangano) ¿Conoce Vd. este aria de Mozart? Y le pone la bellísima Vorrei spiegarvi o Dio y sobre todo, y más en conexión con los versos anteriores, cuando después de la explosión de gas con la que Konrad (en realidad un rebelde al establishment) “oficialmente” se suicida (más bien es asesinado), Lietta, la hija de la marquesa Brumonti (Silvana Mangano) exclama: ¡Pobre Konrad! No sabía que el tiempo hace olvidar todo! (Todo quedó borrado/el tiempo lo logró  en pocas semanas dice Cestino en Noche de verano). Esta idea de que todo es caduco en el discurrir del tiempo se repite en otros poemas, como ya hemos visto en Noche de viaje (Todo al final termina)

Otro aspecto a resaltar es el que aparece, entre otros poemas, en Noche de feria y en el que el poeta utiliza un significativo aire de nuestros días (leyendo los mensajes que me mandas por el móvil) y en el que también hay una referencia a la ópera de Wagner Die Walküre (La Valquiria) que le conduce a un cierto desencanto de la vida,

        y yo ya no creo en nada
salvo en la entrada                claro está
del viejo y tuerto Wotan al Walhalla

Aclaremos, para los lectores no versados en la mitología de los países del norte de Europa, que Wotan (Odin) es, entre los dioses nórdicos, un similar a Zeus en los griegos o Júpiter en los romanos y el Walhalla sería parecido al Olimpo de la mitología griega.





En Noche de domingo en Madrid el autor, en mi opinión, parece expresar la nostalgia de tiempos pasados junto con la alusión al poema narrativo de Edgar Alan Poe El Cuervo ilustrado frecuentemente posado sobre el busto de Palas Atenea, la diosa de las artes, de la literatura y de la filosofía.

Fue cuando el cuervo dijo:                        Nunca más

                                   y yo volví al infierno


En Noche de espera en el puerto, hay un cierto sabor añejo al lado de notas de actualidad,

              Era el humo                el ruido

         las bolas del billar chocando

        y el rock de Michael Jackson…

         Pobre reina cansada que         triste tu reinado

                                   Yo aquí seguí por no acostarme

 con mi bebida larga            whisky and soda






las luces de los barcos a lo lejos


 y el viento en las ventanas
pensando sin rencor en viejos tiempos

Y en Noche de lluvia leve,

   Pero nos vimos esa noche              y caminamos juntos

   bajo la lluvia leve de septiembre

    Hace ya tantos años





En resumidas cuentas son, a mi entender, unos poemas con los que muchos, sin duda, nos identificaremos.

Y el libro se cierra un poema, Noche, que es como el colofón; la idea que en el fondo del corazón agita todo el poemario,  

              Oh sueños del placer
              viejos amigos

  Dejad que el espejismo permanezca…
 hasta que el sol despunte











Todo lo precedente es el sentimiento que me produce el leer estos poemas de Noches transfiguradas. Por eso soy consciente de que este no es un prólogo al modo usual, es un prólogo distinto, pero confío en que el lector que se adentre en ellos, en su soledad íntima, se aproxime a los poemas con la satisfacción de que sea capaz porque, como tengo escrito en otro lugar, hay que recordar al nobel T. S. Eliot cuando afirma que el significado total de un poema, no se agota mediante ninguna explicación, porque su significado es lo que significa para los distintos lectores sensibles"













Joaquín Cestino con su libro Tartessos y el estrecho de Hércules