Lola Montes cuyo verdadero nombre era Elizabeth Rosanna Gilbert nació en Grange, Condado de Sligo, Irlanda, el 17 de febrero de 1821 y falleció en Nueva York, Estados Unidos, el 17 de enero de 1861.
Fue un personaje más que singular. Viajó de punta a punta del globo: Europa, toda Ámerica y Oceanía incluida Australia y realizó, un siglo antes que la Bella Dorita (1901-2001), el baile de La Pulga en su caso la danza de la Araña.
Lola Montes en la danza de la Araña (dibujo) |
Sus padres eran Edward Gilbert, militar británico, y Eliza Oliver, que tan solo tenía 15 años cuando tuvo a Lola. En 1823 la familia se traslada a la India, donde había sido destinado el regimiento de su padre. Poco después de su llegada, su padre muere de cólera. Su madre pronto se vuelve a casar con otro oficial llamado Craigie y envían a Eliza de vuelta a Escocia a vivir con algunos familiares de su padrastro. La enviaron a Gran Bretaña para que fuera a la escuela, alojándose con el padre de Craigie en Montrose, Escocia. Pero la “díscola niña india” pronto se dio a conocer como altamente dañina. En una ocasión, clavó unas flores en la peluca de un señor respetable durante una misa y en otra corrió por las calles desnuda.
La determinación y el temperamento de Lola se convirtieron en
su sello. Se quedó en Sunderland un año, partiendo posteriormente a Bath, para
recibir una educación más sofisticada. Aprendió también equitación.
Su madre quiso casarla con un militar sesenta años mayor que ella y en 1837, con dieciséis años, Lola se fuga con el teniente Thomas James. La pareja se separa cinco años más tarde en Calcuta y Lola se inventa un pasado de noble sevillana y se convierte en bailarina profesional bajo un nombre falso. Su debut en Londres como Lola Montes, la bailarina española, en junio de 1843 fue un gran éxito. Sin embargo alguien del público la reconoció como la Sra. de James y se produjo un gran escándalo. La resultante notoriedad obstaculiza su carrera en Inglaterra así que decide marchar hacia el continente europeo donde será muy famosa quizás más por su belleza que por su talento para bailar. En estos momentos ya está aceptando favores de hombres ricos y empieza a ser considerada una cortesana.
Conoció y tuvo una relación con Franz Liszt quien la introdujo en el círculo de George Sand. Después de actuar en varias capitales europeas se estableció en París donde fue aceptada por la sociedad bohemia literaria del momento, entrando en contacto con Alejandro Dumas (padre), con quien se dijo mantuvo una relación sentimental y que más tarde la acusó de ser la desgracia de los hombres que se acercaban a ella.
En 1845 tras la muerte de uno de sus amantes en un duelo (no relacionado con ella) con el periodista Alexandre Dujarier, abandona París.
Luis I de Baviera (1786-1868) |
En 1846 llega a Múnich donde actúa en un teatro del que es despedida por el dueño al ver su espectáculo. Ella, ofendida, fue a palacio a ver al rey Luis I de Baviera, casado con Teresa de Sajonia (1792-1854), para exigirle justicia.
Corrió el rumor de que aquel día el rey le habría preguntado en público si su cuerpo era obra de la naturaleza o del arte, a lo que Lola contestó cogiendo unas tijeras y cortándose el vestido, mostró sus pechos desnudos. Aquel mismo día salió de palacio con un contrato para actuar en el mejor teatro de Múnich y se convirtió en amante del rey que mandó colocar su retrato en la Galería de Bellezas del Palacio de Nymphenburg (Munich)
Pronto empezará a servirse de su situación privilegiada y a abusar de su poder (se dice que siempre llevaba un látigo que utilizaba con todo el mundo a la menor ocasión) lo que la hará bastante impopular entre la población local, especialmente cuando se hicieron públicos unos documentos que revelaban que esperaba obtener la nacionalidad alemana bávara para tener acceso a un título nobiliario. A esto se unía su afición a fumar en público cuestión muy extraña para su época.
A pesar de la oposición Luis I le otorgó el título de
condesa de Landsfeld en 1847. La relación con Lola y la intromisión de ésta en
la vida política del país contribuyeron considerablemente a la caída de la
popularidad del anteriormente querido monarca. En 1848, bajo la presión del
creciente movimiento liberal, Luis I abdicó y Lola abandonó Baviera. Después de
una temporada en Suiza, donde esperó en vano al rey, pasa un breve tiempo en Francia y vuelve a Londres a
finales de 1848.Lola se trasladó a Estados Unidos con la intención de
establecerse allí y empezar de nuevo, coincidiendo con la fiebre del oro.
Aunque como bailarina española no tuvo mucho éxito, sí que triunfó en Broadway como actriz con su obra Lola en Baviera donde se interpretaba a sí misma y recreaba su relación con el rey Luis en tono de comedia. Fue un auténtico éxito.
En 1848 publicó sus memorias que eran pura ficción y donde ella decía, una vez más, haber nacido en Sevilla en el seno de una familia noble de racio abolengo.
Libro de memorias de Lola Montes, condesa de Landsfeld |
Y en 1858 publicó el primer libro de consejos de belleza de la historia, titulado Las artes de la belleza o consejos de tocados de la condesa de Landsfeld, que fue un auténtico best seller de la época.
La edición de 1858. Firmaba el libro como Lola Montez, condesa de Landsfeld |
Desde 1851 hasta 1853 actuó como bailarina y actriz en el oeste del país. En San Francisco se casa con Patrick Hull, un periodista local, y se trasladan a Grass Valley, un pueblo minero de California. Este matrimonio fracasó muy pronto pero Lola permaneció en su casita de Grass Valley durante dos años más. Allí abre un saloon, decorado con gran lujo, donde cada noche se daban cita los hombres influyentes de la zona y donde actuaba. Por fin, su espectáculo se convierte en un éxito completo.
Algunas cartas encontradas a la muerte de Lola demuestran que su idea real era dar un golpe de Estado para anexionarse California y llamarlo Lolaland. En esa época realiza una serie de conferencias, que no tendrán mucho éxito, sobre La justicia histórica sobre el intelecto de las mujeres. Su casa restaurada en Grass Valley se convirtió en un punto histórico de referencia en California.
Litografía que muestra como era la casa de Lola Montes en Grass Valley hacia 1853 |
Finalmente abandona California tras sufrir un colapso esquizofrénico y se traslada a Nueva York, donde pasa sus dos últimos años de vida viviendo de la caridad de sus amigos. Parece que contrajo neumonía, lo que le causó la muerte en 1861, tenía 39 años, nadie reclamó su cuerpo. Está enterrada en el cementerio de Green-Wood en Brooklyn, Nueva York. En su tumba dice: Sra. Eliza Gilbert.
La tumba de Lola Montes en el cementerio de Green-Wood en Brooklyn, Nueva York. Figura como Sra. Eliza Gilbert |
Cristina Morató (Barcelona, 1961) que ha
publicado su biografía en España bajo el título Divina Lola (Plaza & Janés, 2017) dice de ella:
Evidentemente no era feminista, pero sí que demostró
en pleno siglo XIX que una mujer podía llegar a ser independiente y a triunfar
en lo que se propusiera. Para muchas mujeres que la vieron actuar o que
asistieron a sus conferencias, fue un ejemplo a seguir y toda una inspiración.
Cristina Morató, junto al retrato de Lola Montes en el Nymphenburg de Múnich |
El libro de Cristina Morató |
Lo que Cristina Morató quiere dejar claro es que aunque Lola Montes fuera una impostora era más bien una superviviente. Fue una mujer, marcada por el escándalo, que tuvo el mundo a sus pies. No tuvo un final feliz, pero tuvo un vida plena, la vida excepcional de una belleza inconformista y ácrata.
Lola Montes en un grabado de la época |
Lola Montes bailando en el carnaval de Sevilla en un grabado de la época |
Lola Montes actriz en su obra Lola en Baviera que triunfó en Broadway |
Cuentan que el día en que el rey Luis se enteró de la noticia de su muerte, en 1861, sintió una gran tristeza. A sus 74 años, vivía retirado en Niza, donde llevaba una existencia tranquila. Aunque intentó olvidarla con otras relaciones, no lo consiguió. Lola fue su locura y perdición; una mujer por la que, según sus propias palabras, un hombre debería estar dispuesto a darlo todo, incluso la vida
Lola Montes y Luis I de Baviera |
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ResponderEliminarMe encanta leer tus artículos. Siempre aprendo contigo. Gracias por el trabajo que haces en favor de la cultura.
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