domingo, 7 de noviembre de 2021

LA TURBADORA BELLEZA DE LA POÉTICA DE ÁNGEL MORA


 

 

 

 

Ángel Mora

 

 

 

Ángel Mora Casado nació en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) pero ha permanecido casi toda su vida en Algeciras (Cádiz) lugar donde reside. Ya en la década de los 70 del pasado siglo comenzó a publicar sus poemas en la mítica revista de poesía Bahía que creó y dirigió el poeta Manuel Fernández Mota (1924-2015) hasta la desaparición de ésta en su número 50. 

 

Manuel Fernández Mota, motor de la revista de poesía Bahía

 

Además Manuel Urbano (1940-2010) lo incluyó en su célebre antología Andalucía en el testimonio de sus poetas (Editorial Akal, 1978) 

 

 

 

y Felix Grande (1937-2014) - Premio nacional de poesía en 1978 y de Flamencología en 1980 -  lo menciona en su conocida obra Memoria del flamenco (Espasa Calpe 1979, dos tomos) muchas veces reeditada.

 






Ángel Mora ha publicado Agua dulcemente dura  en Jizo Ediciones (2006), Ni pies ni cabeza en Ediciones Vitruvio (2010), Música para el desvelo en Ediciones En Huida (2014), El que pasa mirando en Editorial Renacimiento (2014), Sonetario también en Renacimiento (2014) y Caprichos de solitario (Editorial Renacimiento, 2016).

En el verano de 2019 y bajo el título de Para que no me olviden el poeta  reunió – corregidos, depurados – todos sus libros hasta la fecha editados en una edición, exquisitamente cuidada, de solo cien ejemplares compuestos e impresos en tipografía por el poeta e impresor malagueño Francisco Cumpián, el último impresor a plomo que compone libros letra a letra, y que utiliza el mismo tipo de maquinaria que usaron Manuel Altolaguirre (1905-1959) y Emilio Prados (1899-1962) fundadores de la mítica Imprenta Sur de Málaga donde editaron la revista Litoral en 1926, la revista de creación literaria de la que José María Hinojosa (1904-1936) – del que diría Luis Cernuda en Historial de un libro, 1958, …otro poeta malagueño cuya muerte terrible no se ha mencionado entre nosotros - fue coodirector en 1929 y que fue decisiva para la configuración de la Generación del 27

 

Manuel Altolaguirre, Emilio Prados y José Mª Hinojosa




Francisco Cumpián muestra su edición de El cuervo de Edgar Allan Poe con grabados del pintor tarifeño Chema Cobo




 




Los ejemplares están encuadernados a mano por Mª Isabel Ruiz. La edición contiene, a modo de prólogo, una introducción del periodista, escritor y poeta Juan José Téllez bajo el nombre de Memorial del Bardo. Por otro lado la cubierta lleva una viñeta de José Moreno Villa (1887-1955).

 

La viñeta de Moreno Villa en la cubierta del libro

 

Conozco a Ángel Mora desde mi llegada al Campo de Gibraltar, cuando nos reuníamos los amigos en mi casa del Paseo Marítimo de Algeciras, allá por un ya lejano 1974, a divagar sobre poesía y variadas cuestiones en una especie de premonitoria “movida campogibraltareña”.

 

Vista de la Bahía y Puerto de Algeciras desde mi casa del Paseo Marítimo en 1974


 

Su poesía es, a mi parecer, de aplastante sencillez, a veces seca, pero fundada no en la rapidez del descuido sino en un trabajo estético profundo sobre el lenguaje y sobre todo la vida.

Me ocurre con la poesía de Ángel Mora lo mismo que con la obra de ciertos artistas actuales que la siento próxima, cercana, como algo mío incluso en sus aspectos más ácrata-cernudianos.

 

En el Paseo de Colón de Sevilla en 1934



Agradezco muy sinceramente al poeta  que me haya dedicado el poema Leyendas del corazón (pag.103 de la edición de Renacimiento y pag.326 de Para que no me olviden) de su libro Caprichos de solitario.




LEYENDAS DEL CORAZÓN

 

A Eduardo Sáenz de Varona

 

Tras las montañas del pecho

hay una fuente encantada

que derrama en sus veneros

sangre sucia y sangre clara.

Los que han llegado hasta allí

cuentan que es hueca por dentro

aunque en su fondo se agolpe

puntiagudo el sentimiento.

Otros dicen que no es cierto,

y aseguran fríamente

que es una víscera más,

parecida a un duro puño

maquinalmente latiendo.

Yo no sé si el corazón

será una fuente encantada

o un simple trozo de carne

viscoso y sanguinolento,

no lo sé, yo no lo tengo.

Pero aquellos que lo tienen,

afirman que el corazón

no es de carne ni de piedra

ni forma parte del cuerpo.

Ellos dicen misteriosos,

y lo dicen sonriendo,

que el corazón cuando late,

al menos el que ellos sienten,

es como un jardín de rosas,

lleno de espinas y ardiendo

 

 

Agradezco también me haya dedicado La Historia, otro poema de su próximo libro Materia oscura de próxima edición

LA HISTORIA

 

 

A Eduardo Sáenz de Varona

 

 

No se lleva el olvido lo que menos pesa

ni tampoco lo más grave,

ni siquiera nosotros elegimos,

ya seas vencedor o perdedor,

adalid o turba infame.

De todo lo que ocurre en un momento,

de todo lo que fue verdad y vida,

la historia elige, ingrata, lo que le  conviene.

 

 Y tras meditar sobre su obra y los poemas anteriores me golpean las palabras que Luis Cernuda (1902-1963) le dirigió al poeta Vicente Núñez (1926-2002) un 12 de abril de 1956 en carta que le escribió para agradecerle su colaboración en el homenaje que le hizo el grupo cordobés Cántico en los números 9 y 10  de su revista de 1955 Leer a un poeta y aceptar sus palabras con el sentido que ellas tienen, y no otro que pretendamos darle, parece cosa sencilla; pero hace tiempo que sé es la más difícil.


Vicente Núñez en el  bar Tuta de Aguilar de la Frontera (Córdoba), año 2000. Allí estaba siempre con su medio de Moriles y su paquete de ducados

La carta de Luis Cernuda a Vicente Núñez

(Nota del autor: se refiere Cernuda, al final de su carta, al profesor Antonio Alonso Baño, convencido republicano hasta su fallecimiento en París el 30 de noviembre de 1987. Debido a sus ideas el   dictador Francisco Franco obligó al profesor Alonso a exiliarse en París en 1960. Allí fue profesor de español en la Universidad de la Sorbona, Secretario del Gobierno y  Ministro de Justicia de la República Española en el Exilio hasta la autodisolución de ésta en 1977. Restauradas las libertades políticas en España, con la monarquía parlamentaria, el profesor Alonso Baño pasaba largas temporadas con su amigo el pintor Eloy Robledo (1931-2010), también gran amigo del que suscribe, y al que Eloy Robledo siempre llamó mi amigo el ministro, en El Coto, la finca de este último en Jimena de la Frontera (Cádiz), donde tuve el honor de conocerlo y tratarlo extensamente.

 


Entrada a la casa de la Finca El Coto, vivienda y estudio, de Eloy Robledo en Jimena de la Frontera (Cádiz) donde conocí y traté al profesor Alonso

  

El pintor Eloy Robledo en 2009

 

 

Y las palabras del Premio Nobel de literatura en 1948 T. S. Eliot (1888-1965) El significado total de un poema, no se agota mediante ninguna explicación, porque su significado es lo que significa para los distintos lectores sensibles.

 

Thomas Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot

 

 

 

La mano del poeta Ángel Mora dedicando uno de sus libros

 

 

Grabado de 1860 del Acueducto de Algeciras con el peñón de Gibraltar


 

Une vue de Gibraltar d`prés Gudin hacia 1830

 

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